Se conoce como navaja de Ockham a un principio filosófico atribuido al fraile franciscano y filósofo Guillermo de Ockham. Se lo conoce también como principio de parsimonia y es comúnmente aplicado en economía. La navaja de Ockham reza lo siguiente: “En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable”.
La navaja de Ockham se aplica en las ciencias como regla general a la hora de desarrollar modelos teóricos. Sin embargo, este principio no es completamente irrefutable a la hora de formular teorías. Decantarse por las explicaciones más simples no siempre asegura su veracidad.
El principio de Ockham recalca el hecho de que la opción más simple es la correcta cuando las opciones son iguales. Si se presentan dos explicaciones sobre un fenómeno que no son iguales hay que considerar las características de cada una. En casos así, puede que la explicación compleja esté mejor fundamentada y posea más pruebas que la simple.
Este principio plantea el tema de la simplicidad, lo que puede resultar un poco ambiguo de definir. El propio Ockham se refirió al respecto que una teoría simple es la que presenta una cantidad menor de entidades. Al respecto también consideran que el nivel de complejidad de una teoría recae en el número de axiomas que engloba.
La aplicación de este principio suele darse en casos específicos y, sobre todo, prácticos. La navaja de Ockham forma parte de los principios elementales dentro de la escuela nominalista de la filosofía. Es un principio ampliamente usado dentro del reduccionismo metodológico para casos empíricos y conceptos individualizados.
Aunque se lo atribuye al filósofo Ockham, este principio se encontraba dentro de la filosofía medieval. Ockham fue el primero en utilizarlo filosóficamente afirmando que las explicaciones no deben multiplicar las causas innecesariamente. La navaja de Ockham además de ser un principio metodológico tiene características ontológicas y gnoseológicas.
Características de la navaja de Ockham
Se lo conoce como navaja de Ockham porque se decía que el autor con este principio afeitaba las barbas de Platón. La navaja como principio surgió durante el siglo XVI y se destacó por la simplicidad ontológica que promulgaba. En esa simplicidad contrastaba con la filosofía de Platón que contaba con una ontología llena de entidades.
El principio de Ockham permitía a nivel ontológico eliminar todas las entidades que no eran necesarias. Gracias a este principio, Ockham también rechazó algunas cuestiones inteligibles o sensibles, como así también el principio de individuación. El autor consideraba que estos temas se interponían en el proceso de conocimiento o eran puramente especulativos.
El principio metodológico de Ockham se aplica a una variedad de disciplinas. Entre ellas se destacan: la economía en teorías sobre las conductas de los consumidores. La lingüística lo empleó para explicar la adquisición del lenguaje. Dentro de la biología se usa la navaja para defender el creacionismo frente a la evolución. En la medicina se prioriza la forma más simple de explicar la causa de los síntomas de una enfermedad.
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"Navaja de Ockham: El Principio de Parsimonia en Filosofía, Ciencia y Economía". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/navaja-de-ockham/ Consultado: 29 de octubre de 2024.