Monarquía: Historia, Tipos y Poder del Rey

La monarquía es una forma de gobierno donde el poder estatal recae y lo ejerce la figura monárquica. Es decir, en una monarquía, el poder supremo del estado lo tiene un rey o reina que accede al mismo de forma hereditaria. Entonces, podemos decir que la monarquía se trata de un estado que es gobernado por un monarca o rey.

Los reyes no solo acceden al poder de forma hereditaria sino que también es su derecho de nacimiento. El rol de jefe de Estado de un monarca se desempeña de forma vitalicia o bien hasta el momento de su abdicación. Esto significa que un rey está a cargo de ese Estado desde el momento que es coronado hasta su muerte o cuando abdica el trono.

La palabra monarquía deriva del término monárkhes del griego que se conforma de los términos mónos y árkho. Estos términos pueden traducirse como uno solo y mandar o gobernar, respectivamente. Por lo que el significado de este concepto se refiere al gobierno de una única persona.

Antes mencionamos que en una monarquía el acceso al cargo de jefe de Estado, o al trono, es hereditario. Con esto nos referimos a que el poder político en dicho Estado suele permanecer en las manos de una misma familia. A un rey o monarca lo sucede su hijo y así sucesivamente, en caso de no tener herederos puede sucederlo un hermano o el heredero próximo en sucesión.

La mayoría de las veces, en una monarquía el poder permanece en la misma familia a lo largo de varias generaciones. Esto es lo que se suele denominar como dinastía, pero no todas las monarquías se manejan de esta forma. Existen otras monarquías donde los monarcas son elegidos e incluso algunos se auto proclaman reyes.

Por lo general, a los monarcas se los suele denominar reyes o reinas, pero esto depende también de la monarquía en cuestión. En este sentido, también se los puede llamar: emperadores, califa, emir o sultán en las monarquías árabes, káiser en la alemana o zar en la rusa, por mencionar algunos ejemplos.

Características y curiosidades

Las monarquías europeas suelen llamar príncipes a los herederos de un monarca, pero también puede ser un título soberano. En este último caso, existen monarquías que no se denominan reinos sino Principados, como ocurre con el Principado de Mónaco, por ejemplo.

Como dato histórico cabe mencionar que en la antigüedad se creía que Dios designaba a los monarcas para gobernar. Por esta razón, en algunos casos se pensaba que los monarcas eran dioses, como ocurría con los faraones egipcios. Y por ser elegidos de Dios y gobernar en su nombre, la voluntad de los monarcas era sagrada.

Las monarquías más modernas suelen contar con un aparato democrático además de la familia real. Esto quiere decir que la monarquía ya no cuenta con el poder supremo de un Estado sino que sus poderes se ven delimitados por la constitución. Por eso, en las monarquías occidentales contemporáneas, los monarcas tienen una función representativa mientras el gobierno lo ejerce el primer ministro o presidente.