El yeso se trata de un material usado en la construcción y también es un producto industrial. Como tal, el yeso tiene una composición química de sulfato de calcio semihidratado y se lo conoce como yeso de París o cocido. Generalmente se lo puede comprar en formato molido, es decir en polvo, y para utilizarse se le debe añadir agua.
A la hora de emplear el yeso se le pueden agregar otras sustancias químicas para variar su consistencia o características. En este sentido, el añadido de otras sustancias sirven para alterar su resistencia, densidad, adherencia, fraguado y retención de agua. Estas modificaciones dependen de la finalidad o los usos que pretendemos darle al yeso.
La forma más pura de yeso industrial que cuenta con el grano más fino se conoce como escayola. El yeso se elabora con el mineral natural del mismo nombre el cual es sometido a un proceso de deshidratación. Sin embargo, esta sustancia química se puede encontrar de forma natural en un mineral bastante raro e inestable llamado bassanita.
Históricamente, el yeso es quizás uno de los materiales más antiguos utilizados en el campo de la construcción. Los registros indican que el yeso se utilizaba para unir piezas de mampostería desde el período Neolítico. También se lo empleaba para revestir las viviendas como una especie de sustituto del barro y para sellar las uniones de los muros.
Se han encontrado piezas con yeso y cal con restos de pinturas al fresco procedentes del milenio IX a.C. en Çatal Hüyük. Incluso se encontraron piezas de yeso moldeado en la antigua Jericó que datan del milenio VI a.C. Durante el tercer milenio a.C. se empleaba yeso para cubrir las uniones de los bloques de la Gran Pirámide de Guiza. En el Antiguo Egipto se usaba el yeso en los soportes de bajorrelieves pintados y en el revestimiento de tumbas.
En la obra sobre la piedra escrita por el filósofo griego Teofrasto señalan los usos del yeso como para revestimiento y ornamentación. Otros autores que se interesaron por los usos del yeso fueron el escritor romano Catón y Columela. El escritor y naturalista latino Plinio el Viejo describió con gran detalle los usos del yeso. Hasta el arquitecto romano Vitruvio habló y describió al yeso en sus múltiples libros sobre arquitectura.
Usos del yeso
Hemos mencionado anteriormente que el principal uso de esta sustancia se da en la construcción. De esta manera, el yeso se mezcla con agua formando una pasta que sirve para recubrir paredes, revoques y revestimientos. Básicamente es uno de los métodos más empleados para unir cosas y como forma de revestimiento.
Sin embargo, el yeso también se emplea para hacer la base o estuco que deje lista una superficie donde se realizará una pintura al fresco. Por ejemplo, las pinturas que decoran los techos de muchas iglesias cuentan con un estuco hecho de yeso u otro material. El yeso puede emplearse como aislante térmico ya que no conduce electricidad ni calor.
Sirve para fabricar paneles de yeso, moldes de dentaduras y férulas que inmovilicen un hueso fracturado. Es uno de los ingredientes utilizados en la fabricación de cemento y en la elaboración de tizas. También se lo emplea para los moldes que se usan en la preparación y reproducción de esculturas.
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"Yeso: Usos, Propiedades y Aplicaciones en la Construcción, el Arte y la Medicina". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/yeso/ Consultado: 4 de diciembre de 2024.
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