El discernimiento se trata de la acción o capacidad para discernir. A su vez, el verbo discernir puede tomarse como sinónimo de comprender, distinguir o juzgar. De esta manera, si hablamos de discernimiento nos referimos a la capacidad para juzgar algo. Se trata de poder distinguir si algo es bueno o malo, correcto o incorrecto a la hora de decidir y actuar.
Y si el discernimiento se trata de poder distinguir o juzgar ciertas situaciones, lo opuesto sería la imprudencia o la insensatez. Es decir, cuando se actúa sin pensar o razonar en lo que se hace, si está bien o mal e incluso en sus consecuencias. Lo mismo sucede cuando se actúa de forma espontánea o instintiva y no se piensa antes de hacerlo.
En cierta forma, el discernimiento se trata de un entrenamiento individual, el aprender a controlar los impulsos y el propio temperamento. Se trata de controlarse a sí mismo, ser dueños de nuestra mente y de nuestras acciones. También consiste en tratar de pensar con calma y de forma objetiva los hechos antes de actuar.
Cuando decimos que debemos ser capaces de controlar nuestros impulsos y temperamento nos referimos a controlar nuestras reacciones. Sobre todo si tendemos a reaccionar de forma irascible, si somos impacientes o intolerantes. Se trata de poder evitar los exabruptos y los impulsos instintivos, aprender a calmarnos y serenarnos.
Al ser capaces de discernir lo que sucede podremos actuar de forma moderada y tener mayor control sobre las consecuencias de nuestros actos. El discernimiento puede ayudarnos a no actuar de forma ambiciosa, codiciosa, egoísta o envidiosa. Nos sirve para reflexionar acerca de nuestras acciones, tener mayor consciencia y control de nuestros actos.
También hay quienes señalan que existen diferentes tipos de discernimiento, dos tipos más exactamente. Por un lado se encuentra el discernimiento cristiano o espiritual en el que se basa la Biblia como brújula o criterio moral. Pero también podemos hablar del discernimiento filosófico que se basa en patrones de conducta.
Características y tipos
De acuerdo a lo que mencionamos anteriormente, el discernimiento espiritual sirve para distinguir el bien del mal desde un punto de vista religioso. Por su parte, el discernimiento filosófico también se interesa en distinguir el bien del mal pero desde el punto de vista humano.
Cuando decimos que el discernimiento filosófico se basa en el punto de vista humano contempla los patrones de conducta del hombre. De esta manera, este discernimiento se basa en observar el comportamiento humano con sus diferentes motivaciones y/o pensamientos.
Sea como sea, el discernimiento es la capacidad que tenemos para poder percibir la diferencia entre diferentes cosas. Esta palabra deriva de los términos discernere y mentum del latín que significan distinguir y medio o instrumento. Teniendo en cuenta lo que hemos señalado no es de extrañar que la acción de discernir se relacione con los juicios morales.
De esta manera, cuando hablamos de discernimiento nos referimos a que alguien sea capaz de valorar si algo es bueno o malo. Se trata de una capacidad o habilidad para juzgar moralmente diferentes situaciones. En cierta forma se basa en códigos éticos, morales, religiosos o sociales para valorar esos hechos.
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"El Poder del Discernimiento: Cómo Tomar Mejores Decisiones y Controlar Tus Impulsos". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/discernimiento/ Consultado: 3 de diciembre de 2024.
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