La importancia de las pequeñas cosas en la vida no se registra, porque suceden miles de ellas en forma cotidiana.
Muchas veces nos preguntamos por las cosas que nos faltan, y generalmente nos respondemos con argumentos que convalidan nuestra manera de pensar.
Cuando sea grande, cuando me reciba, cuando me case, cuando tenga un buen trabajo, cuando mis hijos crezcan, con estos y tantos otros razonamientos posponemos las cosas para después.
Es que las actividades cotidianas se nos ponen por delante, y caemos en la tentación de pasar por alto lo importante.
Casi sin darnos cuenta, lo que «tenemos que hacer» cobra una dimensión tal que no nos deja ver los pequeños milagros que ocurren a cada instante.
¿Cómo ser conscientes del momento presente y saborearlo en cada ínfimo detalle? Si tenemos que entregar un trabajo nos concentramos en ese objetivo. Nos ajetreamos con los plazos, con las formalidades, actuamos con premura.
Pero no nos ponemos a observar cada herramienta, a valorar cada trozo de papel, cada función informática, un simple bolígrafo…no tenemos tiempo para descubrir que todo, en sí mismo, es un pequeño milagro.
Si pudiéramos detenernos unos segundos para disfrutar conscientemente de todo lo que disponemos, de todo lo que está a nuestro alcance y con lo que contamos para vivir, quizás podríamos ser más felices.
No se logra la felicidad humana con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir muy pocas veces, sino con cosas pequeñas que ocurren todos los días.
Salir del piloto automático no es fácil, pero es posible. Se trata de dejar de ver solamente con nuestra vista lo que nos rodea, para mirarlo o percibirlo de manera consciente, pensando en ello.
Ver es algo muy básico, un acto reflejo de nuestro órgano de la visión, un paneo general o superficial de todo lo que hay alrededor. Pero mirar requiere algo más, y es que exista la voluntad de observarlo.
La importancia de las cosas pequeñas, las pequeñas cosas con importancia, está dada porque ocurren millones de ellas cada día. Y nosotros, siempre pendientes de las grandes cosas, no nos fijamos cómo hacemos las pequeñas.
A las cosas pequeñas nos resulta más difícil prestarles atención. Pero podemos remediarlo, tomando la decisión cotidiana de poner atención a los pequeños milagros.
Y lo pequeño se hará más visible, y cuanto más visible más grande. Y cuanto más grande más importante. Lo que nos ayudará a creer que esas cosas pequeñas sin importancia son realmente lo más importante de la vida.
Al fin y al cabo, qué es la vida sino la suma de pequeños ínfimos momentos que no percibimos sólo porque no le damos importancia.
Conectarnos con las cosas, las grandes y las pequeñas que las forman, es una llave que abrirá las puertas del bienestar.
Todo lo grande comenzó siendo pequeño, todo lo complejo alguna vez fue simple. Los grandes cambios fueron primero una suma de cambios diminutos.
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"La Importancia de las Pequeñas Cosas para la Felicidad". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/importancia-cosas-en-la-vida/ Consultado: 23 de noviembre de 2024.
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