Se conoce con el nombre de Guerra Fría a un enfrentamiento político, militar, ideológico y social que tuvo lugar a lo largo de cuatro décadas, más específicamente desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1947 hasta la caída del Muro de Berlín en 1991. Esta contienda de escala internacional enfrentaba a dos bloques antagónicos ideológicamente: por un lado, al bloque occidental- capitalista, liderado por Estados Unidos; y, por el otro, al bloque oriental- comunista, liderado por la Unión Soviética.
El motivo por el que este conflicto fue bautizado como «Guerra Fría» está estrechamente vinculado con la naturaleza del enfrentamiento: de acuerdo con la interpretación de numerosos historiadores del siglo XX, esta guerra mundial oponía a dos potencias irreconciliables, que buscaban imponer su forma de organización económica en todo el mundo pero sin llegar a provocar un choque explícito. Por esta razón, la Guerra Fría no debe ser pensada como una contienda sino, más bien, como una carrera armamentista en pos de la conquista del mundo.
Los orígenes del conflicto pueden rastrearse hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que Estados Unidos y la Unión Soviética se consolidaron como las dos grandes potencias del mundo, ya sea por la ausencia de bombardeos en su territorio como por su expansión hegemónica en Europa Oriental, respectivamente. No obstante, no fue sino con las independencias de algunas naciones de Asia y África a partir de la década del ’50 que el enfrentamiento entre el capitalismo liberal y el comunismo autoritario se profundizó.
Si bien se ha mencionado anteriormente que la Guerra Fría no fue una contienda bélica, lo cierto es que sí se han producido dos guerras indirectas durante el desarrollo de la misma (la Guerra de Vietnam y la Guerra de Corea). Sin embargo, el acontecimiento más trascendental de esta índole fue el bloqueo de los misiles a Cuba en 1962, un hecho que casi conduce al estallido de un enfrentamiento físico entre ambas potencias, luego de que Estados Unidos tomara conocimiento del envío de 66 misiles soviéticos a la isla caribeña.
Uno de los símbolos característicos de este conflicto ha sido el famoso Muro de Berlín. Construido el 13 de agosto de 1961, el objetivo principal de esta muralla de 155 kilómetros de largo era el de dividir a Alemania en dos: por un lado, se encontraba la República Democrática Alemana (RDA), de corte comunista; mientras que, del otro, se hallaba la República Federal de Alemania (RFA), de inclinación capitalista. Esta separación fue promovida por el Bloque del Este para frenar el avance de los supuestos elementos fascistas que impedían la formación de un Estado socialista.
A mediados de la década del ’80, la asunción del presidente soviético Mijaíl Gorbachov, de tono conciliador con la potencia americana, cambió el rumbo de la URSS al aceptar que se hallaba derrotada económica y moralmente como para continuar con la Guerra Fría. Luego de una serie de sublevaciones nacionales, se reconoció la derrota del comunismo a nivel mundial y se declaró el final de la guerra tras caer el Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1991. Instantáneamente, la URSS se disolvió y se consagró a los Estados Unidos como la única superpotencia mundial.
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"Guerra Fría: La Historia del Enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/guerra-fria/ Consultado: 30 de octubre de 2024.
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