Se denomina bipolar a toda aquella persona que padece del Trastorno Afectivo Bipolar (TAB), anteriormente conocida como psicosis maníaco-depresiva, una enfermedad de orden psiquiátrico que se caracteriza por la aparición de uno o más episodios de fuerte energía, alteración de la cognición y desorden del estado de ánimo. Esta enfermedad se manifiesta mediante manías, en los casos más leves, o bien, a través de la combinación de hipomanías y depresiones en periodos breves de tiempo.
La bipolaridad se expresa como resultado de un desequilibrio electroquímico de los neurotransmisores cerebrales, poniendo en evidencia un traspaso de la alegría a la tristeza mucho más veloz que el de las personas que no padecen esta patología. Debido a los síntomas que presenta esta enfermedad, es posible que quienes la sufren sean más propensos a tener accidentes y a morir por causas naturales, tales como el desarrollo de enfermedades o episodios cardiovasculares.
Si bien los especialistas han reconocido que este trastorno cerebral produce una elevada tasa de morbilidad y mortalidad, también aseguran que un tratamiento completo que abarque la totalidad de las áreas afectadas por la patología (física, psicológica y social) puede reducir considerablemente las consecuencias de la bipolaridad e incluso controlarla definitivamente. Por eso, es fundamental su detección cuando comienzan a aparecer los primeros síntomas.
Lo primero que debe tomarse en cuenta a la hora de proceder con el tratamiento de la enfermedad es que se necesita contar con una toma de conciencia y aceptación total del individuo respecto de su condición. Asimismo, se requiere de la colaboración del entorno familiar y afectivo del individuo afectado para hacer frente a la enfermedad, mediante el uso de herramientas válidas como la psicoeducación. El cumplimiento con una terapia farmacológica puede ser un complemento adecuado para controlar los episodios de recaídas.
En cuanto a los episodios emocionales, la bipolaridad comprende patrones cíclicos de cambios de estado, que generalmente suelen comenzar con una manía y acabar con una depresión. En algunos casos, se evidencia el predominio de estos últimos. Cuando se advierte que el ánimo muta constantes veces durante un breve lapso de tiempo, suelen denominarse a estos eventos como «de ciclado rápido». Cuando se combina la manía con la depresión, los episodios se conocen como «estados mixtos».
No hay una única causa a la que pueda atribuírsele esta enfermedad, puesto que se trata del resultado de una serie de factores bio-psico-sociales que actúan en conjunto. A pesar de ello, numerosos científicos han dedicado buena parte de su tiempo en intentar descubrir la presencia de un posible gen responsable de la bipolaridad, que fuera transmitido de manera hereditaria. No obstante, las condiciones indican que, del mismo modo que con otras enfermedades mentales, no existe un gen causante de ella.
El trastorno bipolar es una de las patologías más comunes, severas y persistentes de la época actual. Gracias a un estudio norteamericano realizado en 2005, se ha logrado corroborar que de una muestra compuesta por 9282 individuos mayores de 18 años, el 2.6 por ciento presentaba una variable de esta enfermedad. De acuerdo con estadísticas mundiales, la bipolaridad afecta a más del uno por ciento de la población, originándose con mayor frecuencia durante la etapa adolescente.
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"Bipolaridad: Síntomas, Causas y Tratamiento del Trastorno Bipolar". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/bipolar/ Consultado: 23 de noviembre de 2024.
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