Febrícula es el término médico que se utiliza para referirse a una fiebre leve pero de larga duración. No supera los 38 grados y generalmente es de origen infeccioso o nervioso. La fiebre es el incremento de la temperatura corporal, que normalmente oscila entre los 35 y 37 grados dependiendo de cada persona.
Normalmente la fiebre, y en este caso la febrícula, surge como una respuesta del cuerpo ante los agentes que ocasionan las enfermedades en nuestro cuerpo. El origen de la palabra febrícula proviene del latín. Febriculae significa fiebre, y su raíz es europea. Dhegwh quiere decir quemar o calentar, y se añade el sufijo ula que es un diminutivo. Entonces estaríamos ante una fiebre pequeña, o «fiebrecita».
Cuando hablamos de febrícula la temperatura es mayor a los 37 grados centígrados, pero siempre se mantiene por debajo de los 38. Además no debe durar más de 24, de lo contrario puede que estemos ante una fiebre leve debido a un caso específico de enfermedad o infección.
La febrícula no es una patología, sino que es un síntoma de algún tipo de enfermedad. Los casos más normales se deben a alguna infección de origen bacteriano o viral. A veces, sin embargo, se analiza el origen y la regularidad de la febrícula porque puede estar originado en una falla en las defensas y en el sistema inmunológico del paciente.
Algunos casos de febrícula muy extendidos aparecen cuando empiezan a aparecer los dientes en los bebés, o con resfríos o neumonías leves, incluso en casos de apendicitis o dolor de oídos. Las fiebres son leves pero se extienden por unas cuantas horas. Los niños son los más propensos a las febrículas porque sus sistemas inmunológicos todavía no están del todo desarrollados.
Entre los diferentes síntomas que acompañan la febrícula tenemos el dolor de cabeza, dolores musculares, sudoración excesiva, frecuencia cardíaca aumentada, piel enrojecida y caliente, ojos vidriosos y frío en brazos y piernas. El tratamiento para la febrícula recomendado incluye la prescripción de paracetamol y dipirona. De esta forma se busca reducir la febrícula y recuperar la temperatura normal del cuerpo. Además se recomienda beber mucha agua, usar ropa ligera, evitar el exceso físico y realizar baños tibios reduciendo la temperatura del agua de forma lenta para que la febrícula descienda. También se pueden utilizar los típicos paños fríos en la frente que se utilizan para hacer descender la fiebre.
En pediatría se habla mucho de la febrícula porque es un tipo de fiebre muy leve que suele atacar a los más pequeños. Cuando el sistema inmunológico o está del todo desarrollado, su funcionamiento tiende a generar estos aumentos de temperatura leves, que no son lo suficientemente grandes para ser llamados fiebre. La febrícula tiende a generar malestar en los pacientes, por eso cuando se trata de niños, es importante tomarse con calma la aparición de estos síntomas para no poner aún más nerviosos a los pequeños. Los padres y tutores deben entender que la febrícula es una repuesta inmune natural y actuar acorde a eso.
Sinónimos de febrícula
calentura, hipertermia, décimas, destemplanza, temperatura
Formato para citar
"Febrícula: Causas, Síntomas y Tratamiento de la Fiebre Leve". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/febricula/ Consultado: 5 de diciembre de 2024.
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