El sufijo ismo hace alusión a una doctrina, mientras que la palabra fan define a un seguidor y entusiasta de algún sujeto o cosa en particular. El fanatismo entonces se utiliza para definir un seguimiento y defensa muy fuerte de una persona, cosa, doctrina o religión de manera extremadamente pasional, perdiendo cualquier posibilidad de un sentido crítico acerca de aquello sobre lo que sentimos fanatismo.
El fanatismo destruye las barreras de lo racional, llevando a los fanáticos a llevar a cabo acciones que pueden desafiar el sentido común o incluso poner en peligro sus vidas. Hay que poder diferenciar entre un fanático y un seguidor fiel o una persona con un gusto muy marcado. El fanatismo viene acompañado por un discurso de defensa violento que busca exagerar la posición propia contra cualquier opinión contraria. Hoy en día los fanatismos están mal vistos porque se relacionan siempre con esta defensa violenta de los ideales propios, atentando de esta forma contra la democracia, el diálogo y la tolerancia del que piensa diferente.
Para que una persona llegue a ese extremo que representa el fanatismo es necesario que cuente con una configuración psicológica apropiada, pero también aquella cosa o persona que despierta el fanatismo tiene que cumplir con una serie de cualidades de acuerdo a la psicología. No se habla de fanatismo por una obra de arte o una innovación tecnológica, como un Smartphone.
El fanatismo necesita que haya una doctrina, una institución con la que el fanático se siente total y completamente identificado, trasciende el plano individual y llega a lo más profundo de su esencia. Así, el fanático siente que todo lo relacionado con su vida está influido por aquello de lo que es fanático.
En la filosofía clásica se utiliza la frase “cómo si tuviera la llave del mundo” para definir el sentimiento que despierta el fanatismo. El fanático siente que tiene la respuesta para todo y que cualquier opinión contraria es equivocada. Los fanatismos adquieren principalmente tintes religiosos y políticos, impidiendo así la discusión en términos objetivos.
Una de las bases del fanatismo es que cualquier acción que se realice para defender la idea o persona, tiene que hacerse con pasión, vehemencia y esmero. El fanático está convencido y no debe dar lugar a dudas en ningún momento.
Al realizar un repaso histórico sobre el concepto de fanatismo encontramos primero los fanatismos religiosos, quizás los más antiguos y controvertidos, habiendo generado grandes guerras a lo largo de la historia. Los creyentes ortodoxos que aceptan las normas de una institución y no toleran ningún tipo de discusión o apertura pueden generar peligrosos fanatismos que terminan en hechos de violencia. Desde la autoflagelación hasta los atentados terroristas justificados por el fanatismo religioso, la violencia siempre está presente en este tipo de fanatismos.
También está el fanatismo político, que se ve reflejado en personas que no pueden tolerar una crítica contra su referente político. En este tipo de fanatismos las causas que defiende un partido político o personaje se sostienen hasta las últimas consecuencias, sin importar si la persona ha cometido crímenes o si sus planes son peligrosos para el conjunto de la sociedad.
Sinónimos de fanatismo
apasionamiento, entusiasmo, exacerbación, exaltación, fervor, fogosidad, intolerancia, intransigencia, obstinación
Antónimos de fanatismo
transigencia, moderación, tolerancia, ecuanimidad
Formato para citar
"Fanatismo: Qué Es, Causas y Ejemplos de Fanatismo Religioso y Político". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/fanatismo/ Consultado: 3 de diciembre de 2024.
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