La mirada tiene un lenguaje propio. Es tan alto su impacto en la manera en la que nos comunicamos, que no sólo refleja lo que estamos sintiendo por dentro sino que también nos permite interpretar lo que están sintiendo los demás.
Es la mirada una de las formas más íntimas de contacto con el otro. Es que, cuando nos miramos a los ojos, reflejamos lo que llevamos en el alma. De una manera involuntaria, la mirada habla de cómo nos sentimos.
Es increíble que en nuestro rostro algo tan pequeño contenga tanta cantidad de información. Alcanza con mirar a alguien a los ojos para darle sentido a nuestra percepción sobre su estado de ánimo, su introversión o extroversión, su enfado o su desánimo.
La mirada es una herramienta que nuestro cuerpo utiliza como receptor y como transmisor de emociones. En la comunicación tiene un poder de relevancia, porque inconscientemente estamos evaluando cada gesto, cada expresión, cada detalle de nuestro interlocutor.
La mirada no sólo habla del otro, sino que también tiene algo que decir de mí. Si miramos a los ojos, si desviamos la mirada, si la fijamos en un punto imaginario, si fijamos los ojos en el suelo, la dirección que toma la mirada siempre dice algo sobre nuestros sentimientos.
Nuestra capacidad para procesar los estímulos visuales es una de las funciones del cerebro que nos permite relacionarnos en forma adaptada al medio. Miles de escenas se van sucediendo frente a la observación de nuestra vista.
Algunas imágenes sólo nos proporcionan entretenimiento, en un aparente caos de información visual. Pero nuestro cerebro recoge selectivamente de esa infinidad masiva de datos para dar prioridad a algunos aspectos sobre otros.
Un tercio aproximadamente de nuestro cerebro está dedicado al procesamiento de la información visual para darle sentido, constituyéndose la mirada en una de las mejores herramientas de adaptación al medio.
Pero no siempre el cerebro busca información a través de la mirada. Hay un determinado contexto en el que una mirada se cruza con otra creando un ámbito invisible de intimidad.
El contacto visual es tan significativo en la creación de vínculos que se relaciona estrechamente con los lazos afectivos. La importancia de la sonrisa en este mismo contexto, genera junto a la mirada un clima de confiabilidad y empatía.
Cuanto mayor es el tiempo que se dedica a la mirada en la comunicación con el otro, mejor es el vínculo. Cuanto mejor es la calidad de la relación, más tendencia a mirarse tienen entre sí sus miembros.
Hay una especie de negociación entre la información que se obtiene del otro a través de lo que revela su mirada, y la que se brinda acerca de uno mismo.
El contacto visual está asociado con la honestidad, ya que quienes no tienen razones para el engaño y la mentira sobre sí mismas, tienen capacidad para sostener la mirada por mayor cantidad de tiempo.
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"Importancia de la Mirada: Lenguaje, Conexión y Confianza". En: De Significados. Disponible en: https://designificados.com/importancia-mirada/ Consultado: 2 de diciembre de 2024.
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